Texto de ensayo
Spondyliano
Una memoria viva
Si hablamos coloquialmente de la «memoria de elefante» como una memoria grande, entonces bien podríamos hablar de la «memoria de spondylus» como una memoria ancestral e inconmensurable. Y es este el sentido profundo que David Celi pretende convenir en esta serie spondyliana. Una serie psíquicamente viva, presente en la genética de los naturales de esta tierra ecuatoriana andino-costanera-amazónica-insular, aunque un tanto olvidada en cuanto a los valores cosmogónicos de origen.
Nos referimos en particular a un sentido profundo que se conecta con la ancestralidad de equinoccio a través de una especie referencial, de un molusco bivalvo que tiene nombre tanto en latín, spondylus, como en quichua, mullu, y que apenas se lo reconoce por su preciado valor en el mundo artesanal en cuanto al uso de sus valvas; y algo, pues esto ya no es posible en la actualidad, por su valor gustativo de consumo alimenticio.
David Celi se desentiende de esos contextos involutivos y se interesa por el valor conectivo del ánima del spondylus con el Ecuador y por su consecuente radiación de vida que aún se demuestra inalterable en su microhábitat costanero propio de la provincia de Manabí. Y en esta colección lo sintetiza a partir del concepto del aferramiento que los spondylus, específicamente los princeps y los calcifer, operan en los sustratos marinos de su entorno. Un aferramiento de vida, de subsistencia. Un aferramiento de pertinencia equinoccial.
Celi lo cifra en tres modelos de composición: el paisajismo y el urbanismo infrarreales, y el sintetismo de cualidades órficas. Analicemos sucintamente estos tres.
El paisajismo como modelo de composición en manos de David Celi siempre se conecta con el vector de una radiación imperceptible a simple vista por la sensibilidad del ser humano, pero que se puede inferir artísticamente como el aura de todo un ecosistema real. Y es en estos paisajes donde la presencia animada de lo spondyliano se indexa en algún punto, tal como en el horizonte de la obra Cicatriz en la que se enciende la línea ardiente del Spondylus princeps o puka mullu. Una luz de fuego entre el boscaje calcinado y un mar gélido y borrascoso donde hace presencia el vector infrarreal que caracteriza selectivamente la obra de Celi: el otro lado de la realidad, el oculto, el no-visible, el no-lugar.
Los índices de presencia spondyliana se tornan aún más presentes en Huella, Landscape, y en el vorticismo implosivo de Bajo fondo. La huella del ser spondyliano está sensiblemente presente en estos paisajes informes donde se aprecia una interpretación material que incluso se vincula con los dinamismos de una pintura de acción evidente.
El segundo modelo en mención es radiográfico por excelencia. Ese del urbanismo energético propio de Celi. Y Radiografía del lugar da cuenta de esto. Un espectro de cromaticidad propio del continuum del rojo en el que vibra el tono sanguíneo del S. Princeps y se ilumina del violáceo propio del S. Calcifer. El aura de cada bivalvo se aferra al sustrato urbano, al civil, al edificado por el ser humano, y entonces se complementa el dialogismo estético entre el paisaje urbano y el paisaje natural. Ambos de la misma naturaleza spondyliana, pero de diferente naturaleza espiritual. En suma, en estas piezas urbanas, Celi no pinta edificaciones, sino que radiografía las estructuras del acero incandescente que sostienen los organismos de ciudad.
Finalmente, nos encontramos en esta serie spondyliana con la referencia de un modelo de origen cosmogónico, el de un mundo de ultratumba (recordemos que los spondylus son especies abisales, es decir, que habitan en las profundidades del mar), y que emerge radialmente hacia una superficie idealizada. Y he ahí el sentido del orfismo que, en un plano estético, emparenta la luz con el sonido.
La cromática es musicalmente compositiva; la figuración, especularmente radial o coordenadamente burbujeante. Cada fuente de agua, fuentes de vida innegable, se calienta como cuando la corriente del Niño visita equinoccio y la naturaleza spondyliana se conecta con su entorno y anuncia vitalmente la presencia de tiempos tormentosos para el hombre. La vida anuncia muerte pues la muerte se codifica en la vida. Y esa dualidad la cifra Celi en cada obra de este último modelo, y lo hace con el color encendido de puka-maywa: del rojo y el violeta spondylianos, que propician pensamientos reflexivos para el ser humano un tanto ajeno a su entorno natural.
En suma, esta colección se codifica en torno al concepto de lo spondyliano que hemos designado como una marca autoral de David Celi, donde un Celi espectrográfico se define en un estado absoluto de reflexión equinoccial, tal como ocurre con los spondylus que son seres de una persistencia tan tenaz que no se permiten abandonar su anclaje de vida entre Salango y la Isla de la Plata, puesto que allí radica su destino en este mundo aún vivo.
Y es allí mismo donde irradia el espectro del spondylus en nuestro presente fielmente ligado a su memoria ancestral: una memoria de vida aún inacabable que sobreviene en el mensaje de un Celi spondyliano.
Este es el mensaje de subsistencia energética que David Celi aborda y que plasma en cada obra de esta colección atávicamente spondyliana. Una colección que se inserta en la gran serie de Gaia que el propio autor expondrá próximamente en Europa.
Humberto Montero, junio de 2023