Retrospección
La acción de examinarse en el pasado para significarse en el presente y entonces reflejarse en el futuro es la metodología estructural que propone David Celi en una muestra que deviene protoantológica a partir de una conciencia de creación filosófico-estética.
Y es que una mirada antológica que se puede practicar en torno a la obra de un autor, por lo general, es una tarea curatorial de alguien más, una que se define en la consecución de una muestra «retrospectiva» adjetivada por el hecho selectivo o compilatorio. No obstante —y por eso lo del prefijo «proto» que singulariza la selectividad—, en el caso de esta muestra, el agente exterior no se define en otra persona que no sea el propio autor.
No existe curador de muestra sino curaduría introspectiva que efectúa el propio artista. Y así la muestra no es adjetivada como retrospectiva sino sustanciada cual si fuera una «retrospección»: esa acción íntima del propio David Celi que practica sendas inmersiones —trece— para examinarse en el pasado, para confirmarse en el presente y para cuestionarse en un futuro inminente. Un acto real de confirmación luego de trece años de carrera.
David efectúa este acto ritual de confirmación sin el concurso de obras creadas en el pasado pero sí dinamizando el esteticismo filosófico codificado siempre en forma. Y es por esto que David se obliga a la creación de trece obras reflejantes como método sintetizado en instrumentos de mirada autoral (trece espejos) y que se codifican cual si fueran hitos de esteticismo puro: R2010… R2022.
En un sentido alegórico, el autor, retrospectivamente, ha creado sendos autorretratos de su pensamiento estético condensados estos por cada año productivo. Y por eso lo de la mirada autoral o de retrospección que practica mirándose en el pasado y retratando su ideología exponencialmente tal cual lo hizo en esos tiempos recortados.
Un tipo de seccionamiento en el tiempo con el que se propone un sincronismo que se significa en el aislamiento intelectual de cada año recorrido: Obsoleto, Solucas, Enajenados, Procesiones, Urbano, Vértigo, Vestigios, Construcciones, Racional salvaje, Espacios íntimos, La otra realidad, Landscape, Ritualidad desencofrada. Un tipo de seccionamiento que se cifra en el principio creativo de Retrospección (R) y que se concreta en la producción diacrónica de cada obra como epítome de creación en el presente del 2022.
El ejercicio creativo es profundo.
David Celi se disuelve en la estructura espacial de esos temas. Y se disuelve en las visiones pobladas por la presencia de aquellos caracteres que se signaron en cada obra de un pasado estético y diferenciado: aquellos caracteres urbanos que se han subjetivado en seres y en espacios espectrales edificados como un conjunto mitográfico que se compila en toda su obra autoral.
Y es que, a mi juicio, una tendencia a la figuración y a la cromática espectrales es lo que principalmente define la obra de este autor representada en esta selección temática.
Profundicemos en este concepto de creación plástica.
En cada una de las obras que conforman esta retrospección, las apariciones por sobre la materia son principales. Gente que aparece como velos fotográficos, rostros que espectralmente se acumulan en el formato, sombras proyectadas en vertical cual si fueran extensiones estructurales de las figuras que las proyectan, colores telúricos que enfrían atmósferas o que producen ebullición en ellas, ánimas fantasmales que brotan con sentidos pareidólicos provocados por el propio autor y no por la casuística de la materia conformada, campos o cámaras de iluminación que orientan el flujo de la luz… Y variaciones sobre temas de ciudad: la urbe y su vacío…, la gente como ánimas… Y la oscuridad extrema… Y la cromaticidad local que define el aura de cada obra…
En fin, un sinnúmero de rasgos creativos que se definen como «la evidencia somática de la aparición» en la obra de Celi: esa acheiropoieta como característica diferenciada y ritual en la obra de este autor.
Y es que las apariciones se magnifican según la tendencia creativa de cada hito concebido para esta muestra.
Celi pinta esos seres y escenarios que han aparecido desde el otro lado de la realidad: el lado que se oculta en las sombras o en los cúmulos de luminosidad. Ese lado no evidente propio de la infrarrealidad que el autor asume como recurso de visión objetivada en forma, estructura, esquema y color; en síntesis: como ritualidad; y como recurso subjetivado en concepto: lo mitológico. Y así el mito y su ritualidad.
Esto es así. El concepto de cada obra, David Celi lo elabora fuera del tiempo histórico y lo plasma en el tiempo fictivo a través de personajes de carácter idealizado. Una casa, un edificio, un cúmulo de gente… son los caracteres; un silencio, un ladrido, una bruma…, la caracterología como voz personal —sinestésicamente personal— de cada obra.
Y esto es Retrospección: una colección de lienzos y maderas como soportes del pensamiento estético de Celi; y de apliques de pan de oro, de plata, de cobre como rúbricas de iluminación; y del uso de acrílicos, de óleos en barra, de cemento de contacto e incluso del cemento fraguado como materia de abstracción que se expresan en continente y contenido en la retrospección que David Celi ha codificado como un objeto-sujeto reflexivo en esta muestra del veinte-veintidós.
Humberto Montero, marzo 2022.